A la llamada de Mentor acudieron tres héroes del reino: Guntero, Sacerdote Guerrero de Sigmar, Kendra famosa Asesina y poseedora del Filo del Espíritu, una espada legendaria, y Thorbal, Asesino elfo llegado desde tierras lejanas. Una vez pertrechados emprendieron camino hacia La Gran Puerta acompañados por Mentor. El viaje fue agotador y peligroso, pero después de tres días de viaje alcanzaron su destino.
La Gran Puerta
"No puedo ir más lejos con vosotros, una vez sobrepaséis esta puerta dependeréis solamente de vosotros mismos. Esta puerta os llevará a los Aposentos de Belorn. Yo vigilaré vuestro progreso y os ayudaré si puedo. Llevad estos cristales con vosotros siempre. Si el cristal que lleváis brilla de un color rojo intenso, mirad fijamente en sus profundidades, así será como yo contactaré con vosotros cuando me necesité..."
Al adentrarse en La Gran Puerta lo primero que encontraron fue un destacamento de Goblins custodiando el paso. Pero los Goblins habían perdido el interes en su tarea quedado profundamente dormidos. Solo opuso resistencia un pequeño grupo de orcos encargados de hacer el rancho del destacamento.
Después llegaron las primeras complicaciones y Guntero se vio luchando contra varios pieles verdes. Pero su compañero Thorbal apareció a tiempo para ayudarle que tras unos pocos certeros golpes acabaron con sus enemigos.
Siguieron avanzando por los pasillos evitando hacer ruidos, pero al entrar en una de las salas Thorbal se vio sorprendido por un gran grupo de enemigos. De entre ellos un orco acciono una palanca, tras lo cual un cuerno de guerra orco sonó por todas las estancias. - Maldición - dijo la Kendra - han dado la alarma -.
Una gran roca en la pared se movió y de ella brotaron Goblins sedientos de sangre, mientras de lo mas profundo de ese abismo emergía un rugido gutural. Guntero, al saber que si no hacían algo encontrarían su fin, aparto a Thorbal echándolo de la sala. Thorbal, al ser empujado fuera de la sala, miro el rostro de Guntero, una retahíla de extrañas palabras emergian de su boca y sus ojos... sus ojos comenzaron ha emitir un brillo extraño. La puerta de la sala se cerro, dejando a Guntero completamente rodeado de enemigos... ¡¡¡BUUUMMMM!!! Una gran explosión se sucedió, pero no había tiempo para ver que le había pasado a Guntero, los Goblins los rodeaban.
El combate fue agotador y cruento, los golpes eran sucedidos por gritos de dolor y muerte. Los Goblins se contaban por decenas, y no fueron los únicos horrores que emergieron de las profundidades de la roca. Cuando aquella criatura, alada, armada con una gran espada y un látigo salio de la negrura gritando en su horrible y oscuro idioma, el corazón de nuestros héroes se encogió. Solo gracias a la determinación y la suerte consiguieron acabar con tan horribles criaturas, tras lo que, sin mediar palabra fueron en busca de Guntero.
Este se hayaba en el centro de la sala, rodeado por los abrasados cadáveres de sus enemigos. - Estas bien - dijo Thorbal. Guntero miro a sus compañeros, en su rostro se percibía el fervor y determinación de su orden - Este suelo a sido consagrado por el fuego de nuestro señor Sigmar, podemos continuar -. Kendra y Thorbal no se atrevieron a contradecir a su compañero y continuaron la marcha.
La Sala de los Guerreros
Tras algo de descanso y un día de camino, nuestros héroes llegaron a otra gran puerta delante de ellos. El cristal que les dio Mentor brilla con una luz roja intensa. Al observarlo se veía la imagen de Mentor: "Delante se encuentran las Salas de los Guerreros, salas antiguas en las que se honraban a los grandes guerreros de los Enanos. Los hechos de cada uno han sido grabados en las paredes para que jamás sea olvidado su valor. Pisad con cuidado. Estas salas fueron diseñadas para probar a los más valientes y sagaces de los guerreros Enanos. Están llenas de trampas y enemigos mágicos".
Al entrar, un gran silencio se percibía en el ambiente, poco a poco se fueron adentrando mas y mas en los pasillos del lugar. - Alto - dijo Thorbal - Mirad - Señalando hacia una de las paredes en la que se veían algunos huecos, después señalo hacia el suelo en el que no se veía nada. Thorbal cogió un puñado de polvo y lo lanzo frente a el, en la nube que se formo se distinguían pequeños cables, finos como la tela de una araña, con sumo cuidado corto uno de los cables con su daga... ¡¡¡¡FLUUUMM!!!! Una flecha surgió de los oscuros huecos de la pared estrellándose a poco mas de medio metro de Thorbal.
Así, siguiendo las indicaciones de Thorbal se adentraron en los pasillos hasta llegar a una estancia oscura. Primero un sonido les alerto y al girarse los vieron...- ¡¡¡Esqueletos!!! - grito Guntero a la vez que se lanzaba a por ellos. Mientras Thorbal entro en la estancia... ¡¡¡SHIIINNNN!!! un hacha paso cerca de su cabeza. Un guerrero con gran armadura se encontraba frente a el y Thorbal no dudo, ataco a su contrincante el cual no se defendio.
El golpe de Thorbal fue certero y derribo a su contrincante el cual se desmonto por completo haciendo un ruido estrepitoso al caer. La armadura estaba puesta sobre un instrumento de madera que parecía atacar solo cuando tenia alguien enfrente. Thorbal miro a sus alrededores, mas de esas armaduras se hayaban en la habitación, debía de ser la sala de entrenamiento de los guerreros enanos de antaño.
Una vez Kendra y Guntero se reunieron con Thorbal y prosiguieron su marcha, hasta que al abrir una de las puertas Kendra dio de bruces con el horror que custodiaba esas salas, muertos vivientes. Varias momias y esqueletos custodiaban lo que parecía una armería, pero no contaban con lo que les tenia preparado Kendra. Esta, saco de su zurrón un pequeño frasco que contenía un liquido transparente, lo lanzo hacia una de las momias y esta estallo en llamas en cuestión de segundos. Tras las sorpresa nuestros héroes se lanzaron valientemente sobre el enemigo aniquilándolo sin piedad.
Después de esto Kendra y Thorbal recorrieron la armería en busca de algo que poder usar, todo estaba oxidado por los siglos de olvido, a excepción de... En un pequeño pedestal, en un rincón de la estancia, unas dagas doradas y bien afiladas brillaban en la oscuridad. Thorbal las examino - Son dagas Mágicas Enanas, nunca fallan su blanco - al tiempo que las guardaba en su bolsa.
Cuando Kendra fue a replicar se oyó un grito... - ¡¡¡AHHHRRGGG!!!! - Era la voz de Guntero. Corrieron rápidamente hacia la sala donde se encontraba Guntero y al llegar, un esqueleto, salido de la nada, Guntero que yacía gravemente herido en el suelo. Kendra partió al esqueleto en dos con El Filo del Espíritu, mientras Thorbal recogía a Guntero del suelo.
Después se comenzo a oír el ruido inconfundible de alguien acercándose - Pieles... verdes - dijo entre dolores Guntero. Debian huir, y rápido, con Guntero desangrándose no estaban en condiciones de luchar contra un grupo de pieles verdes.
Corrieron tanto como pudieron, evitando ser vistos por sus enemigos. Pero tendrían que encontrar rápido la manera de curar a Guntero, o no pasaría de esta noche.
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